lunes, 9 de marzo de 2009

A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DEL ESCRITOR ADOLFO BIOY CASARES

El 15 de septiembre de 1914 nace en Buenos Aires Adolfo Bioy Casares. A los once años escribe su primera novela, Iris y Margarita –plagiando a"Petit Bob" de Gyp–, para una prima de la que estaba perdidamente enamorado. A los catorce, Vanidad o Una aventura terrorífica, cuento fantástico y policial. En 1932 conoce, en casa de Victoria Ocampo, a quien será su amigo y colaborador: Jorge Luis Borges y, dos años más tarde, a Silvina Ocampo, quien junto a Borges lo convencerá de abandonar los estudios y dedicarse exclusivamente a escribir, y con quien se casará en 1940. Ese mismo año publica La Invención de Morel, su obra más famosa y convertida hoy en un clásico de la literatura contemporánea. Bioy y Borges forman por años un formidable duo creativo que produce obras como Un modelo para la muerte, Libro del Cielo y del Infierno y las Crónicas de Bustos Domecq, la mayoría de las cuales son firmadas con el seudónimo común de H. Bustos Domecq. En 1954, año en que publica El sueño de los héroes, nace su única hija, Marta. En 1969 aparece Diario de la guerra del cerdo, llevada posteriormente al cine por Leopoldo Torre Nilsson. Entre otros premios y galardones, recibe en 1975 el Gran Premio de Honor de la SADE, es nombrado Miembro de la Legión de Honor de Francia en 1981, Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986 y es galardonado en 1990 con el Premio Cervantes. Considerado por Jorge L. Borges como uno de los mayores escritores argentinos de ficción, Bioy Casares es dueño de una vasta obra en donde la la fantasía y la realidad se superponen con una armonía magistral. La impecable construcción de sus relatos es, quizá, la característica que con mayor frecuencia ha destacado la crítica con respecto a su obra. Adolfo Bioy Casares murió en la Ciudad de Buenos Aires el 8 de marzo de 1999.

AL CUMPLIRSE DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DEL ESCRITOR ADOLFO BIOY CASARES FRAGMENTO DE SU LIBRO "HISTORIAS DE AMOR" editorial Emecé 1972 TEXTO: "LA OBRA" "Como si no bastaran las promesas del más allá, queremos perdurar en nuestra tierra, tan vilipendiada y tan querida.(...) Yo anhelo la inmortalidad de mi conciencia y no soy tan vanidoso para contentarme con sobrevivir en media docena de volúmenes alineados en un anaquel; pero desde luego me aferro con uñas y dientes a esa inmortalidad de la media docena, mi robusto bastión contra los embates del tiempo y no es menos verdad que me hago cruces, metafóricamente hablando, ante quienes día a día se afanan en trabajos que día a día se desvanecen. (...) En cuanto a los referidos tomitos, descuento que me asegurarán un nicho –vivienda poco alegre pero ¡qué tiene de alegre la posteridad?- en la historia de la literatura argentina".

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